tarot terapéutico
Hoy en día tiene tantas connotaciones negativas el Tarot como la Astrología y, siendo sincera, hasta a mí me cuesta deshacerme de ellas.
Nos han bombardeado en la televisión con feriantes, que más que ayudar a los demás se dedican al espectáculo, y estas imágenes ya son difíciles de separar.
En mi familia he visto cómo echaban las cartas para predecir el futuro, he sentido esa ansiedad por controlar el destino de uno y he vivido años condicionada por lo que me había dicho alguna tarotista dándole todo mi poder.
Sin embargo, hace poco tiempo descubrí el valor terapéutico que tienen las cartas, cómo podemos usarlas para indagar en nuestro inconsciente y poder ver lo más oculto en nosotros.
La mayoría conoceremos las famosas imágenes del Test de Rorschach. Estas manchas con formas sugerentes que se utilizan para que proyectemos sobre ellas temas inconscientes y así poder diagnosticar y definir rasgos de personalidad.
El tarot es lo mismo: una serie de imágenes cargadas de elementos simbólicos a través de los cuales podemos descifrar lo que proyectamos en ellas.
Mi experiencia con él es relativamente corta. Empecé estudiando por mi cuenta hace unos años hasta que decidí tener una base clásica más sólida y viajé a Barcelona para hacer la formación intensiva de Arcanos Mayores de la Escola Mariló Casals.
Fue en los congresos de Tarot a los que he asistido donde empezaron a disolverse todos los prejuicios que tenía hacia estas cartas y donde descubrí su interesantísimo valor terapéutico.
Hoy en día me permiten experimentar, canalizar información y trabajar con ellas de una forma muy creativa, siendo uno de los instrumentos utilizados en las Constelaciones Familiares individuales.